Como cada mes, recibimos en el blog un invitado muy especial. En esta ocasión, se trata de una especie que pasa desapercibida en el suelo pero a la que su cresta anaranjada le delata.
¡Bienvenida al blog, Abubilla! Y ya que estás por aquí, vamos a presentarte bien a los Itinerantes. Es difícil no fijarse en esta maravilla de pájaro, muy confundido por los más pequeños con un carpintero debido a su largo y esbelto pico, su cresta y su forma de buscar comida en los troncos de los árboles. Su bonito plumaje atrae la atención tanto de los más apasionados de nuestra avifauna, como de aquellos menos interesados.
Su alargado y fino pico les permite buscar su comida en el interior de los agujeros de los troncos de los árboles y excavar pequeños pero profundos agujeros en el suelo. De hecho, este increíble pájaro es nuestro gran aliado contra la procesionaria del pino, pues es uno de sus alimentos favoritos en cuanto sus orugas comienzan a bajar al suelo buscando el lugar más idóneo para enterrarse y formar el capullo. También impide que el número de las temidas escolopendras aumente, pues también se alimenta de ellas. ¡Podemos asegurar que tiene un estómago de hierro! No hay alimento que le pueda sentar mal.
Sin embargo, su principal característica, y por la que más se la reconoce, además de su plumaje, es el sonido que emite. Tan es así que en valenciano se nombra a esta ave con la onomatopeya de su reclamo: puput. Lugares cercanos donde verla al natural pueden ser el Pinar del Grau de Castelló o el el Termet de Vila-real.
¿Habéis tenido el placer de cruzaros con alguna?