El vencejo común (Apus apus) ha sido elegida como el ave del año 2021 con un 49,85% de los votos por SEO/BirdLife.
Los veranos en nuestros pueblos se caracterizan por la abundancia de estas aves sobrevolando los tejados en bandadas, con sus peculiares cantos. Cuando ellos están aquí, podemos afirmar que ya viene el calor. Son unas aves fascinantes que pueden estar un año entero literalmente sin posarse en ningún lugar, comiendo, bebiendo y durmiendo sin dejar de volar, de ahí su nombre científico Apus, que significa “sin pies”.
Fuente: http://www.ansararagon.com/ya-estan-aqui-los-vencejos/
Resulta hipnótico verlos ejecutar sus vuelos perfectos en el aire, posándose a la entrada de sus nidos para alimentar a los polluelos y dejándose caer de nuevo para seguir cazando insectos en el aire. En los entornos rurales es dónde más abundan estas aves, dado que los huecos de los antiguos edificios tradicionales son perfectos para ellos a la hora de escoger sus lugares de cría. Además, como ya os hemos comentado, son una de las estampas más características del verano, y en los pueblos se tiene una gran conciencia sobre su importancia para el ecosistema.
Ya os contábamos en uno de nuestros artículos de blog la importancia que tiene este tipo de aves como insecticidas naturales. No obstante, su hábitat se ve cada vez más amenazado por nuestro modo de vida. En la naturaleza los vencejos anidan en lo alto de elevados riscos desde los que se lanzan al vuelo y ya solo vuelven a posarse para la época de cría. En nuestros medios urbanos, estos riscos han sido sustituidos por las cornisas de los edificios o por los huecos de sus paredes.
Si ves alguno en el suelo, ayúdale a volar
Con sus enormes alas en forma de media luna, diseñadas para lanzarse desde las alturas y soportar larguísimos períodos de vuelo, les resulta muy difícil remontar si caen al suelo. En algunas ocasiones planean muy cercanos a la tierra en busca de insectos y por un error de cálculo pueden aterrizar y no conseguir volver a despegar. En ese caso, lo mejor que podéis hacer es cogerlos con cuidado y lanzarlos tan alto como podáis, y veréis cómo despliegan sus alas y vuelven a sobrevolar nuestros tejados.