Tod@s hemos sido turistas en algún momento de nuestra vida, o puede ser que estemos planeando nuestras vacaciones para este verano. Sea como sea, a la hora de planear nuestra nueva experiencia, ¿nos paramos a pensar en el impacto que supondrá nuestra actividad? ¿Estaremos colaborando con la mejora de las condiciones de la población? ¿O con la conservación del patrimonio? ¿O simplemente estaremos mirando nuestro ombligo, obviando el resto de factores o nuestra responsabilidad como habitantes del planeta?
Si pertenecéis a esta última categoría, no os preocupéis. Es normal. Nos han vendido la moto de las vacaciones ideales, con un plan claro de lo que se supone que tienen que ser; sin embargo, este plan empieza a tambalearse, pues deja de lado considerar si nuestra actividad en el destino será beneficiosa para este, o no, o al menos respetuosa. Poco a poco están cambiando las tornas, y son cada vez más los turistas que optan por opciones mucho más sostenibles. Es cada vez más común ver turistas concienciad@s con la identidad cultural del destino y las problemáticas locales, el apoyo a los productos de temporada, la conservación de la naturaleza, etc.
Es por eso por lo que, desde Itinerantur, os traemos una guía con 8 puntos a seguir para ser un viajero responsable y que nuestras vacaciones fomenten un mundo mejor para los habitantes de este planeta que tanto deseamos conocer.
1. Soy consciente de los riesgos e impactos que supone viajar y tomo las medidas y precauciones necesarias durante la planificación de mi viaje.
Antes de nada, hay que organizar el viaje, y es de vital importancia ser consciente de que nuestras acciones conllevan consecuencias, y por ello es necesario reconocer los impactos negativos que pueda conllevar nuestro viaje. Una vez identificados esos impactos hemos de averiguar cuáles de ellos podemos evitar, y respecto a aquellos que no podemos, saber cómo los podemos compensar. Por ejemplo, puedo permitirme hospedarme en alojamientos comprometidos con temas de sostenibilidad, pero el viaje he de hacerlo en avión; en tal caso, escogeré las opciones más responsables durante mi estancia que reduzcan mi huella de carbono, compensando así en cierta manera el impacto del transporte en avión.
2. Fomento el correcto desarrollo económico de las poblaciones y comunidades locales que visito, apostando por productos y productores locales.
Desde Itinerantur hacemos un llamamiento a la empatía y al apoyo mutuo, apostando por los productos locales, que, además de proporcionar sabores intensos y diferentes, y una experiencia mucho más auténtica, colabora con el correcto desarrollo de la economía local y con el crecimiento y mantenimiento de la calidad de vida de la población del destino.
3. Aprendo sobre las tradiciones y cultura de las poblaciones y comunidades que me acogen. Las comparto y respeto durante mi estancia.
Es de vital importancia para el crecimiento personal y para la protección de la identidad cultural del destino que los turistas se integren en la cultura local, contribuyendo a su conservación ¡y respetándola ante todo!
4. Contribuyo a la conservación del patrimonio natural del destino, la protección de sus ecosistemas y espacios naturales, terrestres y acuáticos.
Es increíble el daño que pueden sufrir los diferentes ecosistemas y demás espacios naturales sin una correcta gestión de los mismos, pues muchas de nuestras actividades de ocio pueden ser sumamente destructivas. Es por eso que consideramos de vital importancia ser consciente de ello y escoger muy bien aquellas empresas con las que queremos realizar nuestras experiencias, apostando siempre por grupos reducidos y no “olvidando” nuestra basura y residuos tirados por el suelo. Por supuesto, hemos de ser respetuosos con nuestro entorno, y no dañar fauna y flora con nuestros actos, dejándolo, si puede ser, mejor de lo que lo hemos encontrado.
5. Respeto la diversidad cultural, y no fomento actividades ni actitudes discriminatorias.
Como habitantes de este planeta hemos de apostar por el respeto y la igualdad de derechos y condiciones, y rechazando todas aquellas prácticas o comportamientos que puedan amenazar esta armonía entre personas.
6. Soy un consumidor responsable que fomenta las condiciones laborales justas, y reduzco mi impacto durante el viaje consumiendo de forma responsable.
Nunca está de más y, de hecho, es bastante importante ser conscientes de si en la elaboración de cualquier producto, o durante proceso de producción, no se han respetado los derechos de los trabajadores o se han utilizado prácticas poco morales contra ellos. También hay que ser conscientes de la procedencia de los productos que consumimos durante nuestro viaje, o de si se han utilizado prácticas poco morales que puedan dañar nuestro planeta y a sus preciados habitantes.
7. Fomento la sostenibilidad del patrimonio cultural y las infraestructuras del destino y su conservación, y potencio el I+D+i local escogiendo servicios que potencien la sostenibilidad.
Luchemos por la conservación del patrimonio obedeciendo todas las medidas que se nos pidan para ello. La correcta elección de las empresas u organizaciones prestadoras de productos y servicios puede marcar una gran diferencia en la sostenibilidad del destino.
8. Comparto mi buena praxis para servir de ejemplo o inspiración a otros viajeros.
¡Compartamos con todos nuestro respeto por el planeta, la diversidad, la cultura y el patrimonio! Seamos el ejemplo que preceda al cambio.