Aunque no lo sepamos, en muchos de nuestros jardines se encuentra el ser vivo que realiza el movimiento más rápido de todos. Se trata de la morera blanca (Morus alba), el árbol que tan buena sombra nos da en verano y del cual se utilizan sus hojas para criar los gusanos de seda.
Fuente: Antropocene.it
El físico Dwight Whiteker junto al ecólogo Joan Edwards descubrieron que sus flores se abren a la increíble velocidad de 176 m/s, es decir a más de la mitad de la velocidad del sonido. Este rápido movimiento lo producen los estambres, actuando como catapultas.
Es muy habitual imaginarse a las plantas como seres estáticos. En cambio, algunas realizan movimientos a una velocidad pasmosa con el fin de lanzar las semillas, esporas o el polen lo más lejos posible.
Al respecto, Charles Darwin publicó en 1880 “El poder del movimiento en las plantas”, siendo su última publicación antes de morir.

Fuente: Wikipedia