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LAS DEFENSAS ANTI-PIRATAS DE LAS COSTAS VALENCIANAS.

18 de julio de 2014

Las maltrechas costas del territorio valenciano aún conservan, aunque muchos y muchas lo desconozcan, un inmenso patrimonio natural y cultural. Tramos de costa aún virgen, como los de la Serra d’Irta, el Prat de Cabanes-Torreblanca o la costa sur de Oropesa mantienen importantes (y a veces exclusivas) comunidades vegetales y animales tanto dentro como fuera del agua. Ello convive con un patrimonio histórico difícil de imaginar para quien no haya pisado nunca la línea costera de nuestras comarcas litorales. Un ejemplo muy llamativo lo constituyen las torres y castillos defensivos construidos durante el siglo XVI sobre playas y acantilados para defender a las poblaciones más expuestas del ataque de los temibles piratas berberiscos.

Vistas de la bahía de Benicàssim desde la Torre Colomera (Oropesa).

Con el dominio de la Corona de Aragón sobre el Mediterráneo en la Edad Media, y sobre todo antes de la derrota de los ejércitos turcos en la batalla de Lepanto en 1571 por parte de la Monarquía Hispánica y sus aliados europeos, los ataques de los piratas berberiscos en las costas cristianas del Mediterráneo se hicieron cada vez más frecuentes, animados por los gobernantes del norte de África. Los piratas hacían incursiones en toda la costa valenciana a resguardo de la noche, adentrándose a través de las calas hacia las poblaciones del interior. Les encantaban los sitios donde poder abastecerse de agua dulce, como el Estany de la playa de Nules, el Clot de Burriana, los manantiales costeros de la Serra d’Irta, etc.

Saqueaban las poblaciones, mataban tanto a cristianos y cristianas como a hermanos y hermanas musulmanes y, lo más doloroso, secuestraban a muchos y los llevaban como esclavos para ser vendidos en el norte de África. Se calcula que, en 3 siglos, cientos de miles de cristianos fueron esclavizados y comprados por las ricas familias nobles norteafricanas.

Pero los cristianos no se quedaron quietos: con ayuda de expertos ingenieros militares venidos de Italia, que revisaron las construcciones existentes y diseñaron otras muchas nuevas, construyeron una enorme línea defensiva de castillos, torres y torreones, 70 en total en toda la costa valenciana, acompañada de caballería e infantería, de guardas y soldados, a lo largo de toda nuestra costa. En el que fuera conocido como Partido de la Guardia Marítima de Castellón, y según Escolano, había 11 de estas defensas solo entre Almenara y Oropesa. Algunos ejemplos son: torre del Mar de Burriana, torre de San Vicente de Benicàssim, las torres de Colomera, de la Corda y del Rey en Oropesa, la torre de Torre la Sal en Cabanes, la Torre Badum en Peñíscola…

Torre de la Corda (se accedía al interior con una escalera de cuerda), al sur de Oropesa.

Además, las monarquías cristianas también tenían a sus propios piratas legales, los corsarios (o navegantes con patente de corso), que hacían lo propio con las embarcaciones berberiscas en el Mediterráneo controlado por los musulmanes (y también, evidentemente, con otras embarcaciones europeas que defendieran intereses contrarios).

Durante los martes y jueves de este verano descubriremos las costas acantiladas entre Benicàssim y Oropesa y, por supuesto, las 4 magníficas defensas anti-piratas que ahí existen. Pero en el Mediterráneo, y como siempre decimos en Itinerantur, historia y cultura siempre van unidas a la naturaleza, la cual ha influenciado en gran medida nuestro desarrollo como civilización, incluidos a los piratas. Por ello investigaremos también muchas características naturales de este tramo de costa tan privilegiado pero que, en su día, facilitaron mucho las razzias berberiscas y convirtieron estas bahías, calas y acantilados en un peligroso atractivo de delincuentes marinos.

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