Que la naturaleza posee grandes beneficios para nuestra salud es algo conocido ya por todas y todos. Conocemos los beneficios de la aloe vera en nuestra piel, las propiedades de muchas plantas al tomarlas en infusiones, etc. Sin embargo, no solemos prestar atención a la influencia de algunos elementos naturales en nuestros sentidos (spoiler: es mayor de lo que pensamos).
En esta ocasión nos centraremos en… ¡El olfato! Es uno de los sentidos más sensibles que poseemos y, además, es también el más relacionado con la memoria, pues tiene el superpoder de teletransportarnos en el tiempo, incluso a recuerdos que consideramos olvidados, tan solo percibiendo un ligero aroma. Y no solo esto: los aromas que llegan hasta nuestro olfato son capaces de afectarnos tanto a nivel físico como mental. Es aquí donde nace la aromaterapia. Y aquí viene la guinda del pastel: podemos beneficiarnos de esta terapia alternativa por nuestra cuenta durante nuestras salidas senderistas a la montaña simplemente siendo un poco más conscientes y prestando atención al presente y a lo que perciben nuestros sentidos con el famoso “aquí y ahora”.
Para aquellos interesados en conocer nuestros aromas mediterráneos y beneficiarse de ellos os traemos algunas flores de nuestro territorio que, al olerlas, seguro que como poco os sacan una sonrisa. Además, os comentaremos algunas de las propiedades que poseen sus dulces aromas. Pero antes, conozcamos esto de la aromaterapia un poco más.
Cuando oímos la palabra aromaterapia nuestra mente tiende a pensar en aromas, pero, sin embargo, esta palabra va un poco más allá, proviene del griego “aroma” – atención y “terapia”- curación.
Este término lo utilizó por primera vez en 1928 un químico francés, René-Maurice Gattefossé, mientras descubría los beneficios que le aportaba la lavanda al usarla en la quemadura que se había hecho en la mano trabajando en la empresa de perfumes de su familia. También descubrió que tenían más eficacia los aceites esenciales que los sintéticos. Esto lo confirmó Cuthbell Hall cuando demostró que el aceite de eucalipto en su forma natural era superior al de su ingrediente activo.
De hecho, podríamos decir que el origen de esta terapia se remonta a civilizaciones primitivas, que ya quemaban algunas ramas y hojas de algunas especies vegetales y experimentaban la sensación que producía en ellos. Los egipcios, los árabes y los indios ya utilizaban esta práctica para ritos religiosos y tratamientos de belleza. Se dice que los egipcios utilizaban estas esencias 3.ooo años a.C.
El Azahar:
Uno de nuestros aromas favoritos. Ya fue utilizado en la elaboración de los primeros perfumes de la historia por su fragancia dulce y delicada. No es novedad para los que vivimos en el Mediterráneo dar un paseo durante la primavera y sentir que te aborda un increíble aroma que proviene de un campo de naranjos. ¡Y qué sensación!
Fue Della Porta, un naturista italiano, el que destiló por primera vez la flor de naranjo en el S. XVI para utilizarla como perfume, debido a que las mujeres de alta cuna de Europa lo usaban diariamente en su higiene. Con el paso del tiempo, ha pasado a ser un ingrediente estrella de grandes marcas de perfumes, siendo uno de los aromas preferidos en el público femenino.
Este aroma posee propiedades muy valiosas: se utiliza frecuentemente en aromaterapia para tratar dolencias físicas, y también es utilizado como antiséptico para tratar infecciones como la bronquitis y la otitis. El azahar se utiliza mucho para reducir las arritmias en situaciones de estrés o nervios, y, sobre todo, en personas que padecen de problemas graves de insomnio o, incluso, con episodios depresivos. Estos beneficios podemos adquirirlos también realizando paseos entre naranjos en flor, sumando a la terapia, además, los beneficios de la actividad física.
La lavanda:
Además de su maravilloso olor, tomar un baño de agua caliente con jabón aromático de lavanda relaja los sentidos y los prepara para dormir, siendo un tratamiento natural y eficaz contra el insomnio. Incluso colocar algunas gotitas de su aceite esencial sobre la almohada o tener cerca un cojín de flores ayuda a la relajación y la conciliación del sueño.
El romero:
El olor del romero, en comparación con la lavanda, no nos resulta tan suave y refrescante, ya que su olor es más intenso y peculiar, pero también posee increíbles beneficios para la salud además de un increíble aroma.
Según un estudio hecho en la Universidad de Northumbria, en Reino Unido, se descubrió que oler romero mejoraba la memoria de las personas hasta un 75% e, incluso, podía alentar recuerdos del pasado o aumentar la capacidad de hacer ejercicios matemáticos. Esta investigación se hizo dividiendo a las personas en dos grupos: un grupo se expuso al aroma del aceite esencial del romero y otro grupo, en una habitación diferente, a un olor neutro. Se comprobó que las personas de la primera sala tuvieron en la sangre mayores concentraciones de cineol, un componente básico de la planta que actúa como responsable de la mejora del rendimiento cognitivo en el cerebro.
Y ahora que sabéis esto, ¿no os apetece más un paseo entre nuestras flores?