El cortisol, conocido como la «hormona del estrés», es fundamental para nuestra supervivencia. En equilibrio, nos ayuda a despertar, mantener la energía y afrontar los desafíos cotidianos. Sin embargo, en el mundo moderno, donde las exigencias parecen no tener fin, esta hormona se descontrola, convirtiéndose en una constante alerta que agota nuestra mente y cuerpo.
Un exceso de cortisol afecta directamente a nuestra salud: altera el sueño, incrementa la ansiedad y debilita nuestro sistema inmunológico. Además, crea una sensación de fatiga perpetua que nos desconecta de lo importante. Y lo más preocupante, muchas veces ni siquiera somos conscientes de su impacto hasta que ya nos sentimos desbordados.
La solución está en nuestras manos. Estudios han demostrado que pasar tiempo en la naturaleza reduce de forma significativa los niveles de cortisol (Frontiers in Psychology). Un simple paseo de 20 minutos rodeado de verde, respirar aire fresco o sentir el sol en la piel puede actuar como un «reset» natural para tu mente y cuerpo. Este enero, regálate tiempo al aire libre: tu bienestar te lo agradecerá.