Todo senderista que se precie sabe a lo que se enfrenta cuando recorre largas distancias a pie, sobre todo cuando lleva algún tiempo sin realizar grandes rutas o si el calzado escogido para ello no es el adecuado. Hablamos ni más ni menos que de las infames ampollas, esas desagradables erupciones en la piel responsables de nuestro particular calvario al andar.
Por suerte, la compasiva naturaleza nos ofrece un remedio natural con el que hacer frente a este tipo de lesión: el lentisco. Este discreto arbusto de hojas compuestas y pequeños frutos rojos posee un principio activo astringente que contribuye a recoger los tejidos, por lo que depositar algunas de sus hojas en nuestras botas ayuda a prevenir la aparición de las dolorosas ampollas.
No solo eso, sino que además refresca el interior del calzado aliviando la sensación de quemazón durante los meses más cálidos. Así que, recuerda: la próxima vez que decidas emprender una nueva ruta no olvides introducir unas cuantas hojas de lentisco en tus botas. ¡Verás cómo tus pies lo agradecen!