Avena germinando de un nendodango. Fuente de la foto: www.reverdeciendo.org
Hace poco nos enteramos de que en Jérica (Castellón), uno de tantos pueblos afectados por los incendios de verano de 2012, a iniciativa del Ayuntamiento los ciudadanos están participando en la repoblación de sus montes mediante una técnica de siembra muy especial y que no os dejará indiferentes. Fue inventada por Masanobu Fukuoka, uno de los padres de la permacultura (agricultura plenamente integrada en los ciclos naturales), y la llamó Nendo Dango, que literalmente significa “bolas de arcilla”. La hemos conocido mejor a través de las webs centrohuellas.wordpress.com, vidaprospera.es y donsasenyal.com. Es tan aparentemente sencilla y tan lógica que sorprende.
Consiste básicamente en crear una mezcla de arcilla, tierra, estiércol, semillas de diversas especies vegetales autóctonas, algún repelente natural (como la pimienta) y agua, de tal forma que podamos moldear pequeñas bolitas o discos con dicha mezcla. Éstos, una vez secos, se esparcen sobre terrenos recién quemados o en proceso de desertización. O también con el fin de crear un huerto ecológico. Así las semillas se mantienen frescas y protegidas de animales que las pudieran comer hasta que llegan las lluvias, momento en que empiezan a germinar sobre una estupenda base de sustrato arcilloso y previamente abonado.
Se calcula que, con esta técnica, un 2% de las semillas germinan y sobreviven, una ratio 10 veces superior a la de otros métodos comúnmente empleados, como la siembra a boleo (0,2%). Y es, sin duda, un método mucho más barato y respetuoso con los recursos naturales que cultivar árboles en un invernadero para, luego, transportarlos al campo y, normalmente con máquinas, replantarlos.
Una buena mezcla podría consistir en lo siguiente, como en parte se explica en el diagrama inferior y como nos cuentan en centrohuellas.wordpress.com y en otras muchas páginas y blogs:
40 unidades de tierra + arcilla (con el doble de arcilla roja que de tierra). Por ejemplo, 5 kg de arcilla roja en polvo y 3 litros de sustrato para plantas. Lo ideal sería utilizar tierra y arcilla del lugar, pero no siempre es posible conseguirlas.
10 unidades de material orgánico, como compost, estiércol o humus de lombriz. Por ejemplo, 1 litro de cualquiera de esos materiales.
1 unidad de mezcla de semillas lo más diversa posible. Por ejemplo, 250 g de herbáceas + arbustos + árboles autóctonos. Las herbáceas leguminosas deberían suponer un 70% del total, ya que son las que primero crecen y primero mueren, aportando nitrógeno al suelo -fertilizándolo- y generando un buen microclima para la germinación posterior de otras herbáceas, árboles y arbustos.
Un buen pellizco de repelentes naturales, como puedan ser la pimienta o el tomillo.
El agua se va echando poco a poco a la mezcla hasta que la consistencia sea la adecuada para crear formas con ella.
Fuente del diagrama: victorpaiam.blogspot.com.es
Las bolitas deberían tener 3 cm de diámetro, y los discos 2 cm de grosor y 4 de diámetro. Lo ideal es dejarlas secar un día a la sombra y cuatro días al sol. En la siguiente dirección (www.donasenyal.com/MANUALnendo-dango.pdf) nos explican muy extensamente todo sobre este método, incluyendo las variedades de plantas a utilizar según el clima y qué suelos tengamos en nuestras zonas, las épocas adecuadas para realizar la siembra, etc.
En general, hemos de observar qué especies crecen en los alrededores de forma natural e imitar a la naturaleza, y la época más adecuada para lanzar estas “bombas de vida” sería antes de las lluvias de otoño.
Si queréis, antes de empezar a fabricar nendodangos a mansalva podéis comprobar su viabilidad dejando caer uno de ellos en una maceta de vuestra casa y regándolo como haría la lluvia. Os sorprenderá. Además, os podemos asegurar que es una actividad que a vuestros niños sin duda les encantará.