Nuestra gran invitada es la Tierra, conocida por los griegos antiguos, y por el científico James E. Lovelock, como “Gaia” o Gea. Este nombre le viene dado por el titán de la Tierra en la mitología griega, la diosa Gea, madre del planeta Tierra.
Como comentamos en este artículo, según la hipótesis de Gaia, la Tierra es un gran organismo vivo capaz de autorregularse. Esto quiere decir que este “organismo” hará lo necesario para mantener la vida, su vida. Sucesos como podrían ser las glaciaciones, el desplazamiento de los continentes, las corrientes marinas, extinciones masivas, grandes hechos bioquímicos a escala planetaria, etc., se relacionan con fenómenos con los que Gaia preserva su equilibrio. Desgraciadamente, este organismo está enfermo. El virus que está causando un desequilibrio en sus sistemas operativos no podía ser otro: el ser humano. Su enfermedad: la emergencia climática.
Pero como bien se comenta en esta hipótesis, la Tierra hará lo necesario para conservarse viva. ¿Qué se quiere decir con esto? Que la Tierra podría eliminar el virus para así preservar otras formas de vida, igual que un perro se espolsa las pulgas que le molestan. ¿Es este el remedio definitivo? Esperemos que no, pero depende totalmente de nosotros como especie humana.